Empleo o salario: el dilema del prisionero (1ª parte). Publicado en Levante EMV 6 ene 2013
/“Imaginemos que aplicamos la reforma laboral en el Congreso: de los 350 diputados actuales hemos de pasar a 150. Y los que se quedan tienen un nuevo sueldo de 1.000 euros. ¿Lo aceptarían? “. Así interpeló Jordi Évole, a una diputada del PP y a otra del PSOE, en su programa “Salvados” del 3 de junio de 2012. ¿Susto o muerte? Sin duda ese planteamiento se está produciendo cada vez con más frecuencia en nuestro país, en todos los sectores y en todo tipo de organizaciones. Ya no son solo las empresas privadas las habituales protagonistas de esta historia, sino que la denostada reforma laboral prevé un procedimiento para asaltar el fortín de la función pública, e incluso recientemente también algunas organizaciones sindicales han comenzado a plantear estas situaciones. Así por ejemplo, CCOO en Andalucía ha anunciado reducción de plantilla junto con la aplicación de reducción de jornadas y negociación a la baja del convenio colectivo de sus trabajadores con recortes de hasta un 15% en los salarios.
Este panorama no puede ya extrañarnos cuando, según datos del Banco de España para los nueve primeros meses de 2012, casi el 40% de las empresas no son rentables, es decir, no logran generar beneficios. Además, casi el 60% de las compañías presentan niveles de rentabilidad inferiores al mismo periodo de 2011. Más aún, si en 2011 los beneficios empresariales habían caído un 33,5%, hasta septiembre de 2012 se han reducido un 57,2% más. El impacto que esta situación está teniendo en el mercado laboral es que en los tres primeros trimestres de este año el 56% de las empresas han reducido el número de trabajadores, contribuyendo a que España sea uno de los países con mayor tasa de desempleo del mundo. Y es que, ante la alternativa de elegir entre mantener el empleo o reducir los salarios, la opción predominante suele ser el despido, y no porque sea más fácil discontinuar la relación laboral, sino porque sin duda es mucho más difícil adecuar los salarios a la situación de la empresa y del negocio. Así, el Informe de Competitividad Global 2012-2013 del Foro Económico Mundial, valora la flexibilidad para determinar los salarios en España, en el puesto 129, y su capacidad para vincular los salarios a la productividad, en el puesto 133, en ambos casos sobre un total de 144 países evaluados. Si a esto añadimos que la cooperación con los sindicatos no pasa por sus mejores momentos –el citado informe la sitúa en el lugar 117-, parece inevitable que se cumpla la tradición de nuestro país, donde resulta más fácil cerrar una empresa que bajar los sueldos, contrariando así las más elementales reglas de la negociación.