Burn-out y COVID-19: cómo apagar un incendio

El síndrome del trabajador quemado en tiempos de la COVID-19

Por un tiempo nadie murió en la tierra. Sísifo el rey de Corinto había hecho prisionero a Tánatos, el dios de la muerte, y este no podía cumplir su misión. Y así fue hasta que Ares, el dios de la guerra, lo liberó. Como castigo, Sísifo fue condenado a empujar eternamente una pesada piedra por la ladera de una empinada montaña; de modo que siempre que estuviera a punto de culminar la cima, la roca caería de nuevo hacia el valle, debiendo subirla de nuevo. Y así, sin fin.

Que esta maldición ha llegado a nuestros días lo deben pensar los profesionales del sector sanitario antes las sucesivas olas de la pandemia. Y especialmente ante la estulticia y resistencia de ciertos ciudadanos a no seguir las prácticas preventivas básicas como el uso de la mascarilla, la distancia social o la vacunación. Cuando parece que se descongestionan las unidades hospitalarias, un relajamiento de la confianza propicia un rebrote del virus, y vuelta a empezar.

Además, se vuelve a caer en acciones de emergencia que muestran falta de previsión y que resultarán contraproducentes por su reiteración. Por ejemplo, según se desprende de los últimos datos de la Seguridad Social, el sindicato CSIF ha informado de que en diciembre, coincidiendo con la variante ómicron, se realizaron 29.182 contratos en la sanidad, cifra que no compensa las 58.536 bajas registradas desde septiembre de 2021. Con el impacto que esto tiene en  la carga de trabajo para los que se quedan. ¡Como para que alguien se queje de síndrome postvacacional en estos momentos!

Conviene recordar que un estudio de la OMS y la OIT concluye que trabajar 55 horas o más a la semana correlaciona con un aumento del 35% del riesgo de un accidente cerebrovascular y del 17% de morir de una cardiopatía isquémica, comparado con una persona que trabaja entre 35 a 40 horas semanales.

Aunque el concepto de agotamiento ocupacional (burnout o “síndrome de estar quemado”) se originó en la década de 1970, no fue hasta 2019 que la Organización Mundial de la Salud lo incluyó en su Clasificación Internacional de Enfermedades, describiéndolo como «un síndrome resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito».

Pero este síndrome no queda limitado al ámbito sanitario. También otros sectores lo padecen con mayor o menor incidencia, como docentes, policías, bomberos… En 2018, en una encuesta de Gallup sobre 7.500 empleados a tiempo completo el 23% informaron sentirse agotados en el trabajo muy a menudo o siempre, y un 44% a veces. Es decir, aproximadamente dos tercios de los trabajadores a tiempo completo experimentan agotamiento en el trabajo.

Los 3 síntomas son: cansancio emocional, baja realización personal y despersonalización

Sus síntomas son: cansancio emocional, baja realización personal y despersonalización. El cansancio físico y emocional es la manifestación inicial del síndrome. La baja realización personal implica sentimientos de incompetencia y fracaso en el ejercicio de la profesión. Por último, la despersonalización se evidencia con actitudes y sentimientos negativos hacia las personas destinatarias del trabajo, porque las demandas de estos son más fáciles de gestionar cuando se les considera objetos impersonales del trabajo.

Burn-out: trabajadores quemados y COVID-19.

Las 5 causas del burn-out.

Y no podemos creer sin más que este síndrome depende de la vulnerabilidad de cada persona. Salvo casos específicos, los estudios evidencias que el burnout  es un problema del medio laboral en el que se trabaja. Sus causas son básicamente cinco:

1)Excesiva carga de trabajo,

2) Percepción de que no se recibe una recompensa proporcional a lo que se da,

3) No se recibe un trato equitativo,

4) Falta de una comunidad de apoyo, y, finalmente,

5) Baja capacidad para influir en las decisiones relativas a la propia función. O como lo resumía Jorge Perugorría a Juana Acosta en el filme Vientos de La Habana: “mi problema es que casi siempre hago lo que no quiero hacer; y casi nunca hago lo que quiero hacer”.

Burn-out: trabajadores quemados y COVID-19.

5 tácticas para evitar el burn-out.

Y a la vista de esas causas, resultan evidentes las líneas de acción para revertirlas. La referida encuesta Gallup resalta algunas prácticas que reducen las probabilidades de que los trabajadores se sientan agotados con frecuencia:

1) Por supuesto, una adecuada relación entre los recursos y las cargas de trabajo,

2) Si tienes oportunidad de hacer lo que mejor sabes hacer, tus probabilidades de «quemarte» serán un 57% menos

3) Un 43% menos si puedes elegir qué tareas hacer, cuándo y cuánto tiempo dedicar,

4) Un 26% menos si dispones de un entorno de colaboración con tus compañeros.

5) Pero destaca el 62% menos de probabilidades si tienes un gerente dispuesto a escuchar tus problemas relacionados con el trabajo. Porque como decía la Madre Teresa de Calcuta, la mayor enfermedad hoy día es sentirse no querido, no cuidado y abandonado.

Se trata de ese liderazgo empático que muestra un interés sincero por el otro. Que intuye lo que un estudio de la Mental Health Foundation de Reino Unido sobre 2.000 personas confirma: que casi un tercio de los encuestados dijeron que mentían a menudo sobre cómo se sienten. Un liderazgo que indaga sobre la verdadera situación, porque sabe que aunque un adulto promedio dirá “Estoy bien”, 14 veces a la semana, solo un 19% lo dirá realmente en serio.

Ahora bien, no olvidemos que tan importante es cuidar como cuidarse. Por tanto, en cualquier caso, nunca te olvides de ti.

Publicado en La Vanguardia, 8 de enero de 2022